miércoles, 27 de junio de 2012

Bilardo asume como DT por tercera vez en Estudiantes (Parte 2)


Ver Bilardo asume como DT por tercera vez en Estudiantes (Parte 1)


Este equipo del 82 empezó a “lo Bilardo”, en silencio, con mucho trabajo y abundante estrategia, sin descuidar detalles que pudieran significar ventajas para el adversario. La filosofía del entrenador transmitida a todos los componentes del plantel, hasta llegar a entenderse a la perfección aun sin hablar, con sólo una seña. Como todo equipo, tiene sus pilares donde descansan el mayor esfuerzo y responsabilidad. Nombres y hombres que son la misma cosa cuando suena el silbato y hay que pelear el punto. Ni mas ni menos que una pequeña gran empresa que trabaja 90 minutos a fondo procurando lograr los mayores réditos. Y para definir la dinámica de este conjunto nada mejor que el conductor del equipo: “Quiero ganar siempre y para ello, lógicamente, tengo que ser el mejor. Por eso mismo soy un apasionado de la organización, del orden y la disciplina. Con eso no se ganan los partidos; los partidos los ganan los buenos jugadores, pero todo lo demás ayuda y mucho... Y en un medio competitivo como éste, incurrir en desorganización, en desorden o indisciplina es darle ventajas al adversario. Y eso es lo que yo no quiero de mis jugadores. Cada uno sale a la cancha sabiendo lo que le conviene, pero después ellos son los que resuelven. Lo que no quiero son vagos, jugadores parados que vean pasar a la pelota o a un rival y no los corran... Ahora muchos estan asombrados de que en mi equipo tenga a elementos de la talla de Trobbiani y Sabella. Dicen que cambié mi forma de pensar. Yo no cambié nada. Los que cambiaron son los otros porque si Boca me pone a Berta y Krasousky ¿cómo los voy a contrarrestar? ¿Poniéndoles dos volantes defensivos? No. Les meto a Trobbiani y Sabella y van a ganar los mejores, los que saben mas..."

Alejandro Sabella
Así se fue armando Estudiantes, bajo esos conceptos. Lentamente, sin apresurar el trámite y apostando al trabajo. Para eso se fueron fijando metas, que se cumplieron al pie de la letra, hasta llegar arriba de todo, derrotando a los mas poderosos. Bilardo, en los comienzos de su trabajo, enfatizaba: “Cuando me hago cargo de un equipo reúno a los jugadores y les explico que yo quiero que el arquero saque la pelota con la mano, se la dé al cuatro, el cuatro al dos, el dos al diez para que la mate con el pecho y se la cruce al siete, el siete levanta la cabeza y se la mete al nueve y el nueve de taquito hace el gol...”.

“Eso va a ser lo que queremos, ahora hablemos de lo que podemos... Así vamos formando conciencia sobre nuestras posibilidades, puliendo errores y volcando todo nuestro trabajo hasta arribar al equilibrio total...
”.
Hablábamos de los “intérpretes" del libreto. Los que conforman las bases fundamentales del equipo. Y con esto no se pretende acrecentar los méritos de unos en detrimento de otros. Para nada. En este equipo todos son importantes, porque cada engranaje ayuda al movimiento de la maquinaria. Y como hace Bilardo, vamos a enumerar las piezas vitales de atrás para adelante. En el balance, los mayores elogios quedan para Juan Carlos Ángel Delménico, José Luis Brown, Abel Hernesto Herrera, Marcelo Antonio Trobbiani y Alejandro Sabella. El arquero se afirmo desde el vamos, en base a recursos simples, excelente predisposición física y muy buen criterio a la hora de decidir entre salir o quedarse. Brown y Herrera nacieron en la escuela de Bilardo, y la predican casi de memoria. Los dos saltaron al fútbol grande en la anterior gestión del entrenador en Estudiantes, junto a otros dos que también confirmaron el buen tacto del DT: Miguel Ángel Russo y Patricio José Hernandez. El zaguero central atraviesa un excelente momento, pulió antiguos defectos en la marca y dosifico la utilización de la fuerza. Tiene panorama con y sin la pelota, constituyéndose en el eje del funcionamiento defensivo. Abel Herrera, suma a su seguridad en la marca una constante tendencia a la salida por el lateral creando sorpresa y peligro en la zona de las definiciones. Alejandro Sabella y Marcelo Trobbiani agregan de tres cuartos de cancha para arriba la cuota de sapiencia y prolijidad para armar jugadas además de respaldar (sobre todo el ex boquense) el trabajo de Russo cuando el balón pasa a dominio del adversario.

Sabella y Herrera
Y 1982 también sirvió de rampa de lanzamiento a uno de los juveniles que Carlos Bilardo rescató de la última promoción proveniente de las inferiores. Hasta podríamos decir que Julián Camino (la revelación de la temporada) es el heredero de un puesto donde brillaron durante mucho tiempo Eduardo Luján Manera, Rubén Pagnanini y Vicente Pernía.

El joven marcador lateral había alternado en ese puesto en varias oportunidades desde su debut en 1979, pero sin lugar a dudas la consolidación la alcanzó en los últimos meses, hasta constituirse en una de las figuras noveles con mejor futuro de todas las que han surgido últimamente. Y el rubio zaguero, nacido en Maipú (provincia, de Buenos Aires) hablaba de este presente así: Para mi todo cambio cuando llegó Bilardo. A su lado comencé a aprender muchas cosas, que después son vitales en los partidos. Todo esto ayudó a que fuera logrando mayor seguridad hasta alcanzar un buen momento futbolístico... Estudiantes tiene un juego definido. Bilardo utiliza a los marcadores de punta como armas ofensivas y de acuerdo a como se han dado los partidos, tanto Herrera como yo nos mantuvimos muy activos, buscando sorprender a los defensores rivales. Este equipo estuvo siempre muy bien estructurado. Cada uno es consciente de sus limitaciones, pero luego de charlar con mis compañeros llegamos a la conclusión de que formamos un grupo valioso, capaz de estar y mantenernos arriba de todo, discutiendo con los mejores. Mi primer sueño fue llegar a jugar en primera división. Ahora deseo perfeccionarme y en un futuro llegar a integrar un seleccionado nacional. La llegada de Malvarez al club para mi resultó un desafío. Lógicamente es un compañero mas que viene a aportar su sacrificio al grupo; pero yo abrí mas los ojos, empecé a practicar con mayor dedicación y creo, en definitiva, que eso me ayudo, porque alcancé un buen nivel...".

La historia de Julián Camino no es diferente a la de cualquier muchacho del interior que juega al fútbol y un día tiene la gran oportunidad del fútbol grande. Lo que si resultó poco común fue su debut en el circulo privilegiado. Todo ocurrió de repente y sin que el propio Camino lo esperara: jugaba Estudiantes un partido de gran trascendencia ante River. Cuando la delegación estaba en viaje hacia el Monumental, Carlos Wagner, designado para la titularidad, sufrió una indisposición en el micro que transportaba a la comitiva albirroja. Julián Camino fue entonces convocado por el técnico de turno. El pibe no se sintió afectado para nada por el duro compromiso y en ese partido anulo por completo a “su" hombre, Emilio N. Commisso, y además tapó casi siempre con notable seguridad nada menos que a Norberto Alonso, quien trató infructuosamente de mandarse por el lateral. De aquel bautismo de fuego a este presente de triunfo, la mano de Carlos Salvador Bilardo mucho tuvo que ver...



Fuente: "de Zubeldía a Bilardo" de Diario El Día.


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