La táctica me obsesionó siempre. Y me gustaba en mis tiempos de jugador hablar de cómo se paraban los equipos y demás. Por eso, siempre recuerdo cuando jugando para Boca el presidente José De Riglos me decía que sería un buen técnico.
Luego, en Atlanta, me ofrecieron dirigir inferiores, ya que decían que en primera veían cómo yo organizaba al equipo desde adentro de la cancha. Pero preferí no mezclar los tantos. Aunque me prendía a hablar de fútbol durante horas con Victor Spinetto. Recuerdo que la cosa venía mal y se hizo cargo de Atlanta Emilio Fonda. Pero la cosa no funcionó y cuando todo parecía perdido, el presidente pidió que tres jugadores se hicieran cargo del equipo: y allí aparecimos junto a Rocha y Colman, y mejoramos un poquito.
Tras quedar libre, el presidente Valentín Sánchez me llevó a Banfield, ya que él decía que le iba a organizar la cosa con el plantel. Mientras tanto en Atlanta el técnico era Manuel Giúdice, quién dejó el cargo al finalizar la primera rueda. Eso provocó que el presidente bohemio, Kolbowski, me viniera a buscar para dirigir al equipo teniendo en aquel momento una particularidad única: era jugador de Banfield y dirigía a Atlanta.
Pero luego colgué los botines y en 1962 armamos un trio técnico junto a Mogileski y Amándola, aunque ellos se encargaban de la parte física. Al año siguiente llego al club González García, con quien colaboré y aprendí.
A la hora de hablar de maestros, tengo que nombrar varios: Argentino Geronazo, Antonio Faldutti, Victorio Spinetto.
En Atlanta comencé a trabajar con pelota parada y tomaba para aquellas jugadas a Carlos Griguol, Luis Artime y Gonzalito. Decían que estaba loco, pero yo había visto en Europa que esto era común. Pero mis convicciones me llevaron a seguir con lo mío.
En Estudiantes encontré un grupo joven y dirigentes con muchas ganas de llevar al club adelante. Y aquí sí pude poner en práctica todos mis pensamientos y desarrollarlos sin encontrar piedras en el camino. Un día llegó el periodista Pepe Peña y me contó cómo en Europa tiraban los corners con pierna cambiada, y me gustó, y lo apliqué. Aquel comentario lo puse en práctica en el primer partido de la fase inicial de la Copa, ante Independiente, y me permitió ganar el cotejo.
Todo lo hace el jugador. Dicen del laboratorio, que están robotizados y no sé cuántas cosas más. Sin embargo son ellos, los jugadores, los que determinan en la cancha. Por más trabajo semanal que le pongamos al equipo, si luego ellos ejecutan mal la maniobra, todo se va al diablo.
Un día, hablando con Verón y Ribaudo, ofrecieron ellos mismos cambiar el centro al segundo palo por otra acción. Me dijeron: si le pegamos al primer palo y uno la peina hacia atrás, descoloca a todos y podemos crear peligro. Rápidamente comenzamos a practicar la jugada y, en realidad, con esa acción ya perdí la cuenta de los goles que hicimos.
El off side nació a través de una explicación que me dio un colaborador. La ponían en práctica los checoslovacos, y decidí mirar varios videos para analizarla, Una vez asimilada por mí se las conté a los jugadores, y les pregunté si se animaban a practicar. Casi al unísono la respuesta fue concluyente: si ellos pueden, nosotros también.
La primera vez que pusimos en práctica el offside fue de noche, y en cancha de Atlanta. La habíamos trabajado mucho. Debían salir primero los marcadores de punta, ya que si lo hacían los centrales y alguno quedaba pegado, era gol seguro. Para coordinar la acción lo puse a Madero. El daba la orden, y todo salía bien. Fue muy útil.
El Santos de Pelé era una maravilla y también les mostraba a los jugadores videos de aquel equipo, ya que no era sólo cuestión de trabajar la defensa. Debíamos buscar variantes de mitad de campo hacia adelante. Y sacamos muchas jugadas. era cierto, no teníamos a Pelé, pero sí valores de gran jerarquía. Verón y sus gambetas endiabladas, Madero y su pegada fenomenal, los cabezazos imparables del Bocha Flores, y los subidas sorpresivas en ataque de Manera. El resto cumplía su función, tan valiosa como el resto.
Decían que teníamos un laboratorio en City Bell. En realidad, eran deseo de llegar a algo importante. Los mismos jugadores se quedaban trabajando horas y horas, y cuando se iban a sus casas venían al otro día con jugadas y variantes que se les habían ocurrido. Aquel grupo sabía todo, y en cada acción tenían grabado qué debía hacer.
Lo primordial en esta profesión es ser justo. Nadie debe sentirse desplazado ni mucho menos. Los titulares y suplentes deben trabajar a la par. Otro punto que le debe quedar claro al grupo, es que uno es el que forma el equipo y que no hay interferencias al respecto. Luego es clave saber respaldar al jugador, y que no se moleste al ser reemplazado. A mí, cuando me sacaban, luego no podía dormir de la bronca. Pero son cosas que debemos hacer, y aunque sea ingrato, son imprescindibles.
Luego, en Atlanta, me ofrecieron dirigir inferiores, ya que decían que en primera veían cómo yo organizaba al equipo desde adentro de la cancha. Pero preferí no mezclar los tantos. Aunque me prendía a hablar de fútbol durante horas con Victor Spinetto. Recuerdo que la cosa venía mal y se hizo cargo de Atlanta Emilio Fonda. Pero la cosa no funcionó y cuando todo parecía perdido, el presidente pidió que tres jugadores se hicieran cargo del equipo: y allí aparecimos junto a Rocha y Colman, y mejoramos un poquito.
Tras quedar libre, el presidente Valentín Sánchez me llevó a Banfield, ya que él decía que le iba a organizar la cosa con el plantel. Mientras tanto en Atlanta el técnico era Manuel Giúdice, quién dejó el cargo al finalizar la primera rueda. Eso provocó que el presidente bohemio, Kolbowski, me viniera a buscar para dirigir al equipo teniendo en aquel momento una particularidad única: era jugador de Banfield y dirigía a Atlanta.
Pero luego colgué los botines y en 1962 armamos un trio técnico junto a Mogileski y Amándola, aunque ellos se encargaban de la parte física. Al año siguiente llego al club González García, con quien colaboré y aprendí.
A la hora de hablar de maestros, tengo que nombrar varios: Argentino Geronazo, Antonio Faldutti, Victorio Spinetto.
En Atlanta comencé a trabajar con pelota parada y tomaba para aquellas jugadas a Carlos Griguol, Luis Artime y Gonzalito. Decían que estaba loco, pero yo había visto en Europa que esto era común. Pero mis convicciones me llevaron a seguir con lo mío.
En Estudiantes encontré un grupo joven y dirigentes con muchas ganas de llevar al club adelante. Y aquí sí pude poner en práctica todos mis pensamientos y desarrollarlos sin encontrar piedras en el camino. Un día llegó el periodista Pepe Peña y me contó cómo en Europa tiraban los corners con pierna cambiada, y me gustó, y lo apliqué. Aquel comentario lo puse en práctica en el primer partido de la fase inicial de la Copa, ante Independiente, y me permitió ganar el cotejo.
Todo lo hace el jugador. Dicen del laboratorio, que están robotizados y no sé cuántas cosas más. Sin embargo son ellos, los jugadores, los que determinan en la cancha. Por más trabajo semanal que le pongamos al equipo, si luego ellos ejecutan mal la maniobra, todo se va al diablo.
Un día, hablando con Verón y Ribaudo, ofrecieron ellos mismos cambiar el centro al segundo palo por otra acción. Me dijeron: si le pegamos al primer palo y uno la peina hacia atrás, descoloca a todos y podemos crear peligro. Rápidamente comenzamos a practicar la jugada y, en realidad, con esa acción ya perdí la cuenta de los goles que hicimos.
El off side nació a través de una explicación que me dio un colaborador. La ponían en práctica los checoslovacos, y decidí mirar varios videos para analizarla, Una vez asimilada por mí se las conté a los jugadores, y les pregunté si se animaban a practicar. Casi al unísono la respuesta fue concluyente: si ellos pueden, nosotros también.
La primera vez que pusimos en práctica el offside fue de noche, y en cancha de Atlanta. La habíamos trabajado mucho. Debían salir primero los marcadores de punta, ya que si lo hacían los centrales y alguno quedaba pegado, era gol seguro. Para coordinar la acción lo puse a Madero. El daba la orden, y todo salía bien. Fue muy útil.
El Santos de Pelé era una maravilla y también les mostraba a los jugadores videos de aquel equipo, ya que no era sólo cuestión de trabajar la defensa. Debíamos buscar variantes de mitad de campo hacia adelante. Y sacamos muchas jugadas. era cierto, no teníamos a Pelé, pero sí valores de gran jerarquía. Verón y sus gambetas endiabladas, Madero y su pegada fenomenal, los cabezazos imparables del Bocha Flores, y los subidas sorpresivas en ataque de Manera. El resto cumplía su función, tan valiosa como el resto.
Decían que teníamos un laboratorio en City Bell. En realidad, eran deseo de llegar a algo importante. Los mismos jugadores se quedaban trabajando horas y horas, y cuando se iban a sus casas venían al otro día con jugadas y variantes que se les habían ocurrido. Aquel grupo sabía todo, y en cada acción tenían grabado qué debía hacer.
Lo primordial en esta profesión es ser justo. Nadie debe sentirse desplazado ni mucho menos. Los titulares y suplentes deben trabajar a la par. Otro punto que le debe quedar claro al grupo, es que uno es el que forma el equipo y que no hay interferencias al respecto. Luego es clave saber respaldar al jugador, y que no se moleste al ser reemplazado. A mí, cuando me sacaban, luego no podía dormir de la bronca. Pero son cosas que debemos hacer, y aunque sea ingrato, son imprescindibles.
Osvaldo Zubeldía.
Hoy, 24 de junio, se celebra el 84° aniversario del nacimiento de Osvaldo Zubeldía. Desde Italia le tributo un gran aplauso a este inolvidable personaje que supo transformar un conjunto humilde en un equipo capaz de conquistar Argentina, América y Mundo. El 24 de junio es también el día de nacimiento de dos otros símbolos del deporte argentino: Linoel Messi y Juan Manuel Fangio. Mi respeto para ellos.
ResponderEliminarLuca Gandini (Italia)
Así es Luca, es el que trajo el fútbol moderno a sudamérica... El hincha de Estudiantes lo va a recordar por siempre.
ResponderEliminarTambién hoy cumpliría 100 años Ernesto Sábato!
Abrazo.
Que material más maravilloso Mazy, sos un grande.
ResponderEliminarGracias Diego, me pone contento que haya gente joven como nosotros que nos interese conocer la historia de Estudiantes. Yo creo que las palabras de Zubeldía o Mangano no van a perder vigencia con el pasar de los años, se puede aprender mucho de ellos y tantas personas más...
ResponderEliminarUn abrazo!
Mazy ahora que me doy cuenta, lo estoy leyendo por segunda vez! Cada palabra de este hombre tiene un mensaje valiosísimo. Está a la vista que era alguien muy inteligente y curioso, pero al mismo tiempo muy humano, muy humilde. Cuando habla sobre el grupo y sus propias experiencias te das cuenta con la complejidad y la humildad con la que observaba este hermoso deporte. Genio.
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