El "Negro" Aguirre Suárez, nació el 18 de octubre de 1944, llegó desde Tucumán para incorporarse a divisiones inferiores de Estudiantes de La Plata, desde donde pasó a jugar en Primera División en 1966, donde ganó el torneo Metropolitano de 1967, las Copas Libertadores de América de 1968, 1969 y 1970 (contra Palmeiras, Nacional y Peñarol), la Intercontinental de 1968 (contra el Manchester United) y la Interamericana en 1969 (contra Toluca).
Hombre serio. Defensor aguerrido, duro, monolítico. No tenía término medio: despertaba pasión u odio. Pero a él nada de ello le importaba demasiado. El tucumano sabía lo que quería y no se andaba con vueltas. De pocas palabras siempre. Pero drástico y terminante a la hora de opinar, de cualquier tema. Pero a la hora de jugar, allí en el fondo, imponía respeto a los rivales y confianza a sus propios compañeros.
Ramón Alberto Aguirre Suárez fue figura fundamental de aquel equipo de Osvaldo Zubeldía. Su recia estampa quedó grabada en la retina de los hinchas albirrojos. No supo de renunciamientos. Siempre fue al frente. Nunca se guardó nada, incluso a la hora de opinar: