La despedida del fútbol de Raúl Madero

"La grandeza de un adiós" titulaba la revista El Gráfico en su tapa. Así dejaba el fútbol el Doctor Raúl Madero, con tan sólo 30 años, para dedicarse a su verdadera pasión, la medicina. Un hombre que dejó de lado el dinero y la gloria de futbolista por su vocación de médico.

El marco de la despedida fue en 1 y 57, por la última fecha de la Supercopa de 1969 ante Peñarol de Montevideo, dicha Copa la disputaban únicamente los Campeones Intercontinentales, la cual para ese entonces la disputaban Santos, Racing, Peñarol y Estudiantes. Para el Pincha, este torneo, no significó más que ganarle al Santos de Pelé en 1 y 57.

Volviendo al partido despedida, se disputó el 30 de diciembre de 1969, Estudiantes perdería por 2 a 1, con gol de Verón. El partido no tenía mayor trascendencia para Estudiantes ya que no tenía posibilidades numéricas de alcanzar ni a Racing ni a Peñarol que se consagraría Campeón esa misma noche.

Se retiraba uno de los jugadores más cultos que pudieron pasar por el fútbol argentino, un defensor con una pegada brillante y un juego muy elegante para el fútbol aguerrido e intenso que practicaba Estudiantes por esos años. Fue quien le hizo la asistencia a la "Bruja" Verón en Manchester, y también, quien marcó de tiro libre, el primer gol en la final ante Racing en el Metropolitano '67.

Dejo en un recuadro las palabras que más me gustaron en su despedida como jugador...

"... Estos siete años me enseñaron a criticar a la gente sólo cuando comete un error a conciencia. A no pronunciar juicios apresurados, porque lo hacemos sin tener en cuenta el daño que cometemos. A aprender a convivir con muchachos de distintos niveles y a grabarme a fuego algo fundamental: la cultura no es pasaporte para nadie..."

"Cuando llegué al club, yo era otra persona, que vivía con otra filosofía muy equivocada... Pensaba entonces que la vida giraba nada más que en torno mio, que yo era importante y por eso reconozco que en algunas actitudes hasta llegué a incurrir en egoísmo. Pero aquí me enseñaron todo. Me enseñaron a vivir, me enseñaron a sentir, a saber lo que es el sacrificio de entregarse a una empresa colectiva... A despojarme de mi egolatría, a igualarme en el nivel de todos... Por eso, ahora que dejo este grupo extraordinario con Zubeldía a la cabeza, sé que me voy transformado en otro hombre. Un hombre mejor, una persona distinta, amplia, generosa, que alcanzó a comprender toda la enorme importancia de la amistad y de los afectos que se crean en la vida de todos los días... Yo sé que por todo eso, nunca me voy a ir de Estudiantes. Que, como dijo el Cacho, seguiré fundido a todos los recuerdos que me juntan con todos ustedes, a todas las contrariedades que sufrimos, a todas las alegrías que festejamos..."

Sobre la victoria en Old Trafford: "Esa fue la satisfacción más grande de mis años de fútbol, no por el resultado en si, sino por haber humillado al león en su propia cueva. Si cualquier otro equipo nuestro hubiera hecho lo mismo, la alegría hubiera sido idéntica. Hablo porque esa noche me sentí más Argentino que nunca..."

"Me voy porque he terminado un ciclo, sin hablar de dinero ni de laureles colgados ni de músculos cansados. Me voy porque entiendo que se me abre otra etapa, la de médico, y la medicina es tan importante en mi vida que no quiere hablar sobre el tema. . ."

"... El fanatismo no lleva a nada. Hay que aprender a ganar y hay que aprender a perder. Y les ruego otra cosa más: que respeten a los jugadores veteranos y que en sus malas tardes recuerden siempre lo mucho de bueno que brindaron en los grandes momentos, todo lo que ellos volcaron para alegrarnos. ¿Cuál es la fórmula? No decirles nada. No buscar epítetos hirientes. Nadie es "ladrón" cuando la intención es honesta. Nadie merece que le griten "andate" cuando dio todo por quedarse. El silencio a los cracks en la mala es el mejor apoyo que se puede brindar, porque ellos saben mejor que nadie que las cosas no les salen y darán gracias a ese respeto que le ofrecen con las bocas cerradas."

"Un gran abrazo para todos y créanme que les agradezco todo lo que han hecho por mi... Las horas que viví en Estudiantes serán las que mejor recordaré en toda mi Vida... Y Estudiantes será otra vez campeón porque tiene este grupo de muchachos que siempre estarán para ponerle el hombro a la contrariedad... Hasta siempre a todos..."

En 1983, el seleccionador nacional Bilardo le pidió a su amigo Madero a ser el médico de la selección de Argentina de fútbol. Madero aceptó, y se mantuvo en el cargo hasta 1990. Argentina fue campeón de la Copa Mundial de 1986 y finalista en la edición de 1990. 
 
Después de la salida de Bilardo y una gestión al frente de la medicina con la Asociación del Fútbol Argentino, en 1996, Madero fue nombrado miembro del Comité de Deportes de la FIFA y la Copa del Médico Médico Centro de Evaluación e Investigación (F-MARC). 

En 2007, Madero fue designado nuevamente como médico de la selección nacional bajo las órdenes de Alfio Basile, quien fue compañero de Madero en el equipo nacional en los años sesenta.
 
Madero es también jefe del programa de Medicina del Deporte en la sucursal Buenos Aires de la Pontificia Universidad Católica Argentina


Fuente: revista El Gráfico y Wikipedia

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